A lo largo de la Historia Moderna de Occidente, la
relación entre los avances tecnológicos y las nociones hegemónicas de infancia
y juventud ha pasado a ser tan “natural” como el aire que respiramos. No menos
naturales resultan las circunstancias que privan a un gran porcentaje de estos
jóvenes de una participación plena en los ámbitos sociales y políticos.
TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD
La
pregunta por la relación entre tecnología y sociedad está presente en la
mayoría de los debates sociales, aunque las intervenciones y políticas sociales
han optado a menudo por explicaciones de corte determinista, bien sean
sociológicas o tecnológicas. En lo que respecta al “determinismo tecnológico” el
hecho fundamental es que la tecnología opera de manera autónoma,
independientemente de restricciones políticas, sociales o morales y que llega,
incluso, a la producción de sus propias normas de funcionamiento y desarrollo.
Por su parte, el determinismo social sugiere que los artefactos técnicos no
tienen ninguna relevancia en sí mismos, sólo importan los sistemas
socioculturales.
Esta
visión presenta el gran inconveniente de obviar las transformaciones sociales
inesperadas e imprevisibles que producen algunas innovaciones tecnológicas
JÓVENES: COMUNICACIÓN E IDENTIDAD
Jesús Martín Barbero
“En nuestras barriadas
populares urbanas tenemos camadas enteras de jóvenes cuyas cabezas dan cabida a
la magia y a la hechicería, a las culpas cristianas y a intolerancia piadosa,
lo mismo que a utópicos sueños de igualdad y libertad, indiscutibles y
legítimos, así como a sensaciones de vacío, ausencia de ideologías
totalizadoras, fragmentación de la vida y tiranía de la imagen fugaz y el
sonido musical como lenguaje único de fondo”.
Transformaciones de la
sensibilidad y des-ordenamiento cultural
¿Hay algo realmente nuevo en la juventud
actual?.
¿Cómo pensarlo sin
mixtificar tramposamente la diversidad social de la juventud en clases, razas, etnias,
regiones?.
Los
cambios que experimentan los adolescentes y los jóvenes hoy voy a servirme de
dos reflexiones especialmente orientadoras.
La
primera es un libro de Margaret Mead, corresponde a los provocadores trabajos
de Joshua Meyrowitz en los que estudia los cambios que atraviesan las relaciones entre las formas humanas de
comunicar y los modos de ejercer la autoridad.
En
su libro, Margaret Mead escribe: “nuestro pensamiento nos ata todavía al
pasado, al mundo tal como existía en la época de nuestra infancia y juventud,
nacidos y criados antes de la revolución electrónica, la mayoría de nosotros no
entiende lo que ésta significa. Los jóvenes de la nueva generación, en cambio,
se asemejan a los miembros de la primera generación nacida en un país nuevo.
Debemos aprender junto con los jóvenes la forma de dar los próximos pasos.
La
segunda, lo que hay de nuevo hoy en la juventud, y que se hace ya presente en
la sensibilidad del adolescente, es la percepción aun oscura y desconcertada de
una reorganización profunda en los modelos de socialización: ni los padres constituyen el patrón-eje de
las conductas, ni las escuela es el único lugar legitimado del saber, ni el
libro es el centro que articula la cultura.
Visibilidad social y
cultural de la juventud en la ciudad
Lo
que el rápido mapa trazado avizora es tanto la des-territorialización que atraviesan las culturas, como
el malestar en la cultura que
experimentan los más jóvenes en su radical replanteamiento de las formas
tradicionales de continuidad cultural: más que buscar su nicho entre las
culturas ya legitimadas por los mayores se radicaliza la experiencia de desanclaje
que, según A. Giddens, produce la modernidad sobre las particularidades de los mapas
mentales y las prácticas locales.
Los
cambios apuntan a la emergencia de sensibilidades “desligadas de las figuras,
estilos y prácticas de añejas tradiciones que definen ‘la cultura’ y cuyos sujetos
se constituyen a partir de la conexión/desconexión con los aparatos”.
En
la empatía de los jóvenes con la cultura tecnológica, que va de la información
absorbida por el adolescente en su relación con la televisión a la facilidad
para entrar y manejarse en la complejidad de las redes informáticas, lo que
está en juego es una nueva sensibilidad hecha de una doble complicidad
cognitiva y expresiva: es en sus
relatos e imágenes, en sus sonoridades, fragmentaciones y velocidades que ellos
encuentran su idioma y su ritmo.
Tecnologías y
palimpsestos de identidad
Utilizo
la metáfora del palimpsesto para aproximarme a la comprensión de un tipo
de identidad que desafía tanto nuestra percepción adulta como nuestros cuadros
de racionalidad, y que se asemeja a ese texto en que un pasado borrado emerge
tenazmente, aunque borroso, en las entrelíneas que escriben el presente. Es la
identidad que se gesta en el movimiento des-territorializador que atraviesan
las demarcaciones culturales pues, desarraigadas, las culturas tienden
inevitablemente a hibridarse.
Nuevos lenguajes y
formación de ciudadanos
La
aparición de un ecosistema comunicativo se está convirtiendo para
nuestras sociedades en algo tan vital como el ecosistema verde, ambiental. La primera manifestación de ese ecosistema
es la multiplicación y densificación cotidiana de las tecnologías comunicativas
e informacionales, pero su manifestación más profunda se halla en las
nuevas sensibilidades, lenguajes y escrituras que las tecnologías catalizan y
desarrollan. Y que se hacen más claramente visibles entre los más jóvenes: en
sus empatías cognitivas y expresivas con las tecnologías, y en los nuevos modos de percibir el espacio y
el tiempo, la velocidad y la lentitud, lo lejano y lo cercano.
Una segunda dinámica, que hace parte del ecosistema comunicativo en que vivimos, se anuda
pero desborda el ámbito de los grandes medios, se trata de la aparición de un entorno educacional
difuso y descentrado en el que estamos inmersos. Un entorno de información
y de saberes múltiples, y descentrado por relación al sistema educativo que aun
nos rige, y que tiene muy claros sus dos centros en la escuela y el libro.
La escuela ha dejado
de ser el único lugar de legitimación del saber, pues hay una multiplicidad de
saberes que circulan por otros canales y no le piden permiso a la escuela para
expandirse socialmente.
Esta diversificación y difusión del saber, por fuera de la escuela, es uno de
los retos más fuertes que el mundo de la comunicación le plantea al sistema
educativo.
Y
sin embargo lo que nuestras sociedades están reclamando al sistema educativo es que sea capaz de formar ciudadanos y
que lo haga con visión de futuro, esto es para los mapas profesionales y
laborales que se avecinan. Lo que implica abrir la escuela a la
multiplicidad de escrituras, de lenguajes y saberes en los que se producen las
decisiones. Y para ello necesitamos una escuela en la que aprender a leer
signifique aprender a distinguir, a discriminar, a valorar y escoger dónde y cómo
se fortalecen los prejuicios o se renuevan las concepciones que tenemos de la política
y de la familia, de la cultura y de la sexualidad.
De
ahí la importancia estratégica que cobra
hoy una escuela capaz de un uso creativo y crítico de los medios audiovisuales
y las tecnologías informáticas.
DE CÓMO
LA TECNOLOGÍA NO LOGRA INTEGRARSE EN LA ESCUELA A MENOS QUE…. CAMBIE LA ESCUELA
Begoña
Gros
En libro titulado “El
ordenador invisible” sostenía la necesidad de dejar de centrar nuestra
mirada en las máquinas para plantearnos el tipo de educación más adecuada y conseguir que haya una verdadera apropiación
de la tecnología, que los ordenadores se conviertan en herramientas tan
cotidianas como los lápices, los bolígrafos y los libros que ocupan espacio en
nuestras aulas. En el libro, se recogían algunos estudios en los que se
demostraba la poca integración real de las tecnologías en la escuela.
La autora, en este trabajo tan sólo pretende retomar algunos temas
de reflexión y análisis que permitan
pensar no sólo en cómo mejorar la educación y el uso de las tecnologías
sino también como avanzar en la difusión de las experiencias y prácticas
exitosas que puedan canalizar e impulsar nuevos esfuerzos.
EL
PENSAMIENTO SIMPLE DE LAS REFORMAS EDUCATIVAS
A lo largo del siglo XX, la psicología educativa y la pedagogía
han estado muy centradas en las investigaciones sobre el aprendizaje y los
modelos de enseñanza más acordes para conseguir el aprendizaje en situaciones
educativas formales. Ha sido un siglo fructífero en estudios y perspectivas
diversas.
Uno de los aspectos más interesantes del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en la
educación ha sido poner en evidencia y en discusión buena parte de estas teorías
a partir del diseño de materiales basados en tecnología. El campo de la tecnología educativa ha re-abierto muchos
debates sobre las formas más apropiadas de enseñanza y sobre cómo los medios
son un soporte para el aprendizaje. Las TICs han contribuido a desarrollar nuevas metodologías de trabajo y también
han servido para recuperar viejas propuestas que en su momento no encontraron
los medios o el contexto social propicio en el que desarrollarse.
De hecho, uno de los peligros habituales tal y como señala Salomon es que “lo que es tecnológicamente posible llega a
implementarse y se convierte en deseable” (2000). Los avances de la
tecnología se incorporan en la educación sin que haya una reflexión y un
estudio sobre las repercusiones educativas de los medios. En educación, como
señala Salomón, no todo lo posible es deseable y hay que dejar que la
tecnología nos muestre qué puede ser realizado para que los educadores
determinemos qué debe aplicarse, cómo debe utilizarse y de qué forma resulta
más ventajosa para el desarrollo y el aprendizaje de la persona.
SOCIEDAD
INDUSTRIAL
·
Conocimiento centralizado
·
Conocimiento transmitido a partir del lenguaje
·
Conocimiento no accesible
·
Transmisión de generación en generación
SOCIEDAD
DEL CONOCIMIENTO
·
Conocimiento distribuido
·
El conocimiento se transmite por múltiples vías
·
Conocimiento directamente accesible
·
Nuevas generaciones poseen conocimientos que no tienen las viejas
generaciones
Los
profesores de la generación digital
Papert (1996) para ejemplificar la lentitud de los cambios en las instituciones
educativos establece la siguiente comparación.
Imaginemos que hace un siglo hubiésemos congelado a un cirujano y
a un maestro y ahora les volviéramos de nuevo a la vida. El cirujano entraría
en la sala de operaciones y no reconocería ni el lugar ni los objetos y se sentiría
totalmente incapacitado para actuar.
¿Qué
pasaría con el maestro?.
Seguramente reconocería el espacio como una clase y todavía encontraría
una tiza y una pizarra con la cual empezar a enseñar.
El principal
problema de los profesores de la
generación digital es que la sociedad actual ha cambiado de forma muy rápida y
el profesorado se encuentra con una situación complicada: se han producido
muy pocos cambios en cuanto a la estructura y la gestión de la escuela mientras
que la sociedad ha cambiado de forma rápida, los niños actuales necesitan otro
tipo de formación.
Los profesores se han formado con una cultura y una visión del significado
de su profesión que ha cambiado.
El problema es que a la tarea de enseñar y a los cambios, los profesores generalmente se enfrentan
en solitario. El profesor dentro de la institución escolar puede ser
innovador o no según quiera o pueda. Los
profesores pueden ver de forma directa cómo la escuela tiene que cambiar, cómo
necesitan mayor formación para afrontar los cambios pero, sin embargo,
tienen poca capacidad de introducir modificaciones a la vez que la formación depende
totalmente de su voluntad.
Como señala C. Marcelo (2002), el aislamiento de los profesores está favorecido evidentemente por la
arquitectura escolar, que organiza las escuelas en módulos estándar, así
como por la distribución del tiempo y el espacio, y la existencia de normas de independencia
y privacidad entre los profesores.
Los cambios en los profesores no pueden hacerse al margen de cómo
se comprende el proceso de aprendizaje de los propios profesores. ¿Cómo se aprende a enseñar? ¿Cómo se
genera, transforma y transmite el conocimiento en la profesión docente?
Unos cambios que se concretan en formas distintas de entender el aprendizaje,
la enseñanza, las tareas, así como los medios y la evaluación.
Educarse
en la red para formar parte de la red
Los últimos estudios sobre el uso de la red en la escuela ofrecen datos
poco esperanzadores respecto a la apropiación de la tecnología. Los estudiantes se alfabetizan digitalmente en
casa de forma mucho más masiva e importante que en la escuela. Y, lo que es
más grave, esta formación no es integrada ni utilizada por la escuela. La escuela integra, en el mejor de los
casos, la tecnología para hacer lo mismo que hacía: buscar información, realizar
ejercicios repetitivos, etc.
Sólo puede educarse en la red para formar parte de la red, sólo puede
integrarse la tecnología si cambiamos las metodologías de aprendizaje y, por
supuesto, se revisan muchos de los contenidos del currículo.
De entre los aspectos más
problemáticos y que requieren atacar con mayor urgencia destacamos los
siguientes aspectos:
1. Los
ordenadores en las aulas, no más aulas de ordenadores.
2. El
valor añadido de las actividades: un cambio metodológico
3. Los
cambios solitarios, cansan.
4. Crear,
compartir, difundir
5.
Formación técnica y metodológica.
6. Aprovechar
el conocimiento de los estudiantes.
LOS NIÑOS ACTUALES, UNA
ALIANZA CON LOS MEDIOS INFORMÁTICOS
Julio
Moreno
En su libro Ser humano Ud. toma distintos enfoques: el psicoanálisis, la biología, la física, la antropología e incluso la filosofía y la historia. ¿Coincide con Elizabeth Roudinesco, que sostiene que la infancia se inventó a fines del siglo XVII?
La subjetividad de un niño surge de una compleja interacción entre
su cuerpo biológico y los discursos que reglamentan las relaciones del medio en
el que habita. Es importante distinguir “infancia” de “niño”. Infancia es el
conjunto de intervenciones institucionales que, actuando sobre el niño “real”.
Si siempre han existido variaciones en el
concepto de infancia y en los niños que cada infancia genera, ¿cómo
caracterizaría estas variaciones a lo largo de la historia?
Esta pregunta me interesa y es muy actual por lo siguiente: las
variaciones en el concepto de infancia y en los niños hasta hace poco eran
relativamente lentas. Es decir, tardaban varias generaciones en hacerse
evidentes. De modo que las creencias que una generación tenía sobre la infancia
podían ser tomadas como invariantes para esa generación. En la actualidad, en cambio,
una serie de evidencias indican que las prácticas relacionadas con lo infantil
están variando a una velocidad sin precedentes: la nuestra sería la primera
generación atravesada por más de un concepto de infancia.
Es evidente entonces lo inapropiado y anacrónico que resulta
considerar hoy la infancia como una invariante.
Para decirlo a muy grandes rasgos, en nuestra sociedad occidental,
en el medioevo, no existía el concepto de infancia como una etapa diferenciada,
con características propias. El niño era como una breva, y había que esperar
que madurara para ser un humano, y “humano” era un ser de la única edad
importante: un adulto (preferiblemente varón) maduro.
A lo largo del tiempo han cambiado las tendencias en cuanto a la crianza; por ejemplo: hemos pasado de la permisividad del Dr. Benjamín Spock al autoritarismo y otras... Hoy ¿dónde estamos parados?
La pregunta es muy buena y me gustaría tener una respuesta clara o
precisa para responderle. Pero no la tengo. Está claro que ni el autoritarismo
ni la permisividad conducen a buen puerto. Yo creo que estamos en una situación
crítica porque los niños ya no dependen, del modo como lo hicieron en la
modernidad, enteramente de su familia. Ya desde muy chiquitos comienzan a
interactuar con el medio (ambiente) y con los medios (informáticos), desde los
primeros meses. Pero además los padres no son como antes investidos o pensados
por los niños como esos seres que saben acerca del mundo, de sus interrogantes
e incluso de su futuro, lo cual hace más complicada la interacción. Yo diría
que estamos en un punto intermedio en cuanto a la intervención de los adultos
en la vida de los chicos, y que cada vez más se inserta en esa dupla la
presencia de los medios.
Los medios y las tendencias “naturales” tienden a que el gap entre
generaciones se amplíe, que los adultos no sepan nada de aquello que apasiona a
los chicos, y eso es muy peligroso.
¿Podría darnos algunos ejemplos concretos de
las nuevas prácticas de crianza que genera la cultura actual, y en qué forma
afectan la subjetividad del niño? Y, particularmente, ¿cuál es efecto de la
aparición de la red y las TIC en la producción del niño actual del que Ud.
habla?
Toda práctica afecta la subjetividad, y las prácticas de crianza
lo hacen con particular eficacia. Además, las nuevas prácticas de crianza
varían incesantemente. La intervención de ámbitos extrafamiliares es cada vez
más precoz.
La intromisión de la “tele” y de la “compu” en los hogares o en el
barrio es imparable, y una vez que “eso” ingresa se rompe lo que solía ser un
mundo un tanto cerrado del círculo padres-niño.
¿Cómo se traduce la influencia que las nuevas formas de conexión en red ejercen sobre las estructuras cognitivas del niño actual?
Creo que definitiva e inevitablemente las afectan. Es un modo en
que los humanos contemporáneos estamos –queriéndolo o no– “preparando” o
“formando” a los sujetos del futuro. Que eso esté “bien” o “mal” o que a cada
quien le guste o no es otra cosa.
A mí lo que me preocupa es que cada vez se prepara más a los niños
para una enseñanza técnica, y menos en una educación integral, en una formación
personal. Que cada vez prevalezca más “la máquina” como modelo sobre “el
humano”.
¿Cuál es el valor didáctico de los videojuegos y los juegos en red?
Sin duda es enorme. Yo creo que los videojuegos son como prácticas
de entrenamiento del niño futuro, como prácticas de la realidad virtual.
Entrenamiento que ya da resultados. Pongan a un adulto y a un niño de 6 años
frente a un aparato con botones y órdenes para ellos previamente desconocidas.
Verán con seguridad que el adulto tarda en dominar la prueba muchísimo más que el niño. El asunto es que en
un futuro no muy lejano todo será accionado y controlado de esa manera.
Es cierto que tendríamos que estar alertas para no perder el
sentido que tiene lo cotidiano, las relaciones humanas, el trato directo con la
materia, pero sin tener miedo a la tecnología.
Los cambios de la cultura actual han puesto
en el tapete ideas tales como que los chicos aprenden solos, espontáneamente, y
lo atribuyen a la pérdida del valor de la trasmisión cultural, producto de que
nuestras instituciones no pueden dar cuenta de los niños actuales. ¿Qué piensa
Ud. al respecto?
Me parece
crucial y muy conveniente diferenciar entre lo que se podría llamar
“aprendizaje” y “enseñanza”. El aprendizaje es perfectamente posible a través
de una máquina, de un programa. La enseñanza requiere de algún tipo de
intersubjetividad, de la presencia de al menos dos seres humanos. La relación
típica de este último es la del maestro y el alumno, y en ella intervienen
sutiles elementos como la identificación.
¿Qué lugar puede llegar a ocupar la escuela en este nuevo contexto?
Y, debería
tener un lugar crucial. Porque al abandonar o quedar de costado –como está
relativamente quedando– la familia en esa cadena de transmisión o de
conformación de humanos que es la crianza, la escuela es como un eslabón
fundamental que está ubicado en el centro de la cuestión. Es ese además el
ámbito en el que los niños están con sus pares, donde intercambian pautas,
conductas, enseñanzas y aprendizajes, y debería ser donde ocurran imposiciones,
inscripciones, implantaciones que son
cruciales, porque no se dan solas
LAS ESCUELAS Y LA
ENSEÑANZA EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
José
Manuel Pérez Tornero
El
final del siglo XX situó las escuelas, y la enseñanza en general, ante un nuevo
escenario tecnológico: repleto de satélites de comunicación, de fibra óptica,
de información digitalizada, de ordenadores personales cada vez más potentes,
de realidad virtual, en resumen, en medio de una gran explosión de la
comunicación audiovisual.
Los
centros de enseñanza han soportado la
presión del cambio con crisis y contradicciones: reformas, malestar docente,
insuficiencia de recursos, desmotivación de los estudiantes, desorientación,
incertidumbre.
De
hecho, las escuelas tal vez no utilicen todavía cotidianamente ni la
televisión, ni el vídeo, ni los ordenadores, ni Internet, ni otros muchos
sistemas técnicos su historia está plena de avances tecnológicos que con
enormes dificultades se incorporan a su evolución, y, cuando lo hacen, su
influencia es apenas superficial. Pero los niños y niñas, y los jóvenes que
asisten a ella sobre todo en los países desarrollados, tienen en sus hogares
cada vez más cadenas de televisión, más vídeos, más videojuegos, más
ordenadores, correo electrónico y acceso a Internet.
Los orígenes de la
institución escolar
La
escuela y los centros de enseñanza fueron durante siglos instituciones que
gozaban de la hegemonía cuando no el monopolio de la instrucción y del saber en
la comunidad.
Progresivamente,
en un movimiento continuo y continuamente acelerado que va desde la invención
de la imprenta, la aparición del telégrafo que dio lugar a la prensa y al Periodismo
la radio, el cine, la televisión y la telemática, hasta Internet y en el que
sistemas de organización tribales fueron abriendo paso a la consolidación de
sistemas capitalistas las circunstancias que llevaron a fundar la escuela
sufrieron una extraordinaria mutación. Es el momento en que la tradición
escolar empieza a vivir el asedio de un nuevo mundo y a perder la autonomía
relativa que, de un modo u otro, había mantenido durante mucho tiempo.
Las grandes transformaciones
Con
la aparición de la sociedad de la información, las fuentes de saber y de
acumulación del conocimiento se multiplican, se expanden y se difunden. Los
libros ya no escasean sino que pueden multiplicarse por cientos de miles.
Los
medios audiovisuales difunden la información a la velocidad de la luz y la
hacen crecer exponencialmente entre otras cosas, porque en ellos reside en
buena parte la capacidad de potenciar el proceso de globalización en que se ha empeñado
el capital financiero internacional.
El asedio a la
enseñanza tradicional
Acoso,
asedio y
envolvimiento son palabras que definen la nueva situación de la escuela
y la enseñanza con relación a su entorno. Sus muros, como escribió McLuhan, se
están cayendo, pero el proceso puede ir hoy en día más lejos.
Estamos
viviendo una transformación tan seria de la educación que los pilares que
sostenían su autonomía escolar y sobre la cual se fundaba su influencia social
parecen derrumbarse.
Un esquema de la
situación
¿Cuáles son las claves
del sistema escolar tradicional que se empiezan a tambalear en la sociedad de
la información?
·
La escuela ya no es la depositaría privilegiada del
saber, o, al menos, no lo es del saber socialmente relevante.
·
Las escuelas tampoco son los ámbitos privilegiados
de transmisión de la educación.
·
La escuela es, tal vez, la institución más eficaz
para la enseñanza de la lectoescritura como lo fue antaño, pero está quedándose
atrás hoy en día en la promoción de la nueva alfabetización de la sociedad de
la información:
·
En este contexto, los profesores ya no son
considerados los maestros que atesoraban todas las habilidades y sabidurías.
·
Las escuelas ya no disponen, como antaño, de los
únicos instrumentos para la producción y sistematización del saber o los han
perdido en términos relativos.
·
La escuela ya no es la fuente de la racionalidad
que funda o explica el orden social.
·
La escuela se ha tornado, además, un elemento poco
práctico.
·
La escuela está perdiendo a marchas forzadas el
poder que le había conferido el sistema social tradicional.
Las claves de una
crisis
Tanto
cambio, acumulado en poco tiempo, ha conducido a una crisis múltiple que la
escuela y la enseñanza está viviendo intensamente en este principio de siglo.
Resumamos los hitos de esta crisis.
·
Crisis
en lo curricular escolares.
·
Crisis
también en el lenguaje que funda la escuela.
·
Crisis
de recursos técnicos.
·
Crisis
de modelo de valores y de sistema de socialidad.
·
Crisis
de gestión.
Las actitudes ante los
cambios
De
muchos de los procesos señalados aquí se nos escapan no sólo las posibles consecuencias,
sino también su valoración. De hecho, se pueden dar, y se dan, valoraciones contradictorias.
Por
un lado, podemos pensar que la pérdida de privilegios del sistema educativo, la
aparición de nuevas fuentes accesibles de conocimiento y hasta la presencia de nuevas
fuentes éticas en principio y, al menos en apariencia, menos controladas y
rígidas que las anteriores constituyen elementos que trabajan por una
democratización de la sociedad y a favor del acceso a un mayor grado de
libertad de expresión y de acción.
Por otro lado, todos estos cambios se pueden
vivir [tradicionalismo pesimista) como una pérdida irreparable y como un
salto al vacío.
Otros
consideran que todos estos cambios operan en el sentido de una invasión
programada del sistema capitalista por ocupar y regir el espacio más o menos
público, más o menos humanista de la educación.
En
conjunto, lo que esta diversidad de juicios y actitudes está poniendo de
relieve es que la mayoría de las opciones parecen aún posibles y que el sistema
todavía tiene muchos desarrollos abiertos cuya resolución no se halla todavía
decidida.
Apuesta por la
renovación
Muchas de estas
crisis, no por presentidas o sentidas, a veces angustiosamente, dejan de ser auténticamente
novedosas, aunque con distintas matizaciones
económicas, geográficas y culturales, a saber:
·
La apertura sistemática de las escuelas a nuevas fuentes
de saber.
·
La conversión de las escuelas en espacios de exploración,
de descubrimiento y de invención.
·
La participación de la comunidad entera en la educación.
·
La aceptación de la necesidad de potenciar el tipo de
alfabetización propio de la sociedad de la información.
·
La creación de nuevas comunidades educativas a partir de
las escuelas actuales.
·
La superación del modelo fabril.
·
La renovación tecnológica de la escuela.
·
La redefinición del rol del profesorado.
·
La redefinición del rol del Estado en la educación.
·
La aceptación del principio de la educación a lo largo de
la vida.
·
La implicación de las escuelas en el mundo práctico.
El horizonte de la
educación global
La
enseñanza y la educación se tienen que transformar en una doble dimensión:
intelectual y práctica. En la primera, le corresponde una renovación de los
principios que la inspiran, de su filosofía y de los lenguajes con los que trabaja.
Como también, se debe implicar en una transformación profunda de
infraestructuras, instrumentos, reglas y normas.
Hasta
hace poco las escuelas se pensaban como un universo cerrado en sí mismo que
había de propiciar la comunicación entre profesores y estudiantes. Y esto con saberes
y lenguajes que estaban fijados ya de antemano. El nuevo siglo requiere un
enfoque radicalmente diferente. Las escuelas y los grupos que se configuren
dentro de ellas tienen que establecer sistemas de comunicación con su entorno y
procesar la información del contexto de un modo útil a sus fines y, al mismo
tiempo, proyectar sus mensajes hacia fuera.
No
son, realmente, problemas nuevos. Pero se plantean con una rotundidad mayor que
en otras épocas. Probablemente porque la capacidad transformadora de la
educación aunque sólo sea por la potencialidad de difusión de los nuevos medios
es hoy mayor que nunca.
Estamos, pues, ante retos específicos de la
sociedad de la información que se conectan con los desafíos de la humanidad de
siempre. Sólo que en la primera parte del siglo XXI, el tema de la educación
será la gran cuestión, la que nos puede conducir a un mundo apacible en el que
el progreso científico y tecnológico rinda sus frutos a la humanidad o si nos
falta la lucidez necesaria a una nueva selva en la que a la maraña de
dificultades de siempre añadamos las propias de un ecosistema artificial más
complejo y temible. La cuestión se halla realmente abierta.