“Pensar la escuela a partir de sus modos de expresión es tomar lo real como
fuente de pensamiento -y no como simple objeto de reconocimiento-, cuyos
postulados no son otros que el error y el saber.”
Silvia Duschatzky
El trabajo debería ser, por lo menos en las primeras etapas, la prolongación de los estudios efectuados, la aplicación práctica de los conocimientos teóricos que el adolescente ha recibido durante los años de formación. A ello cabría añadir los aspectos de aprendizaje de la relación con las personas que integran el ambiente laboral y de maduración en las distintas enseñanzas de la vida.
Los responsables de dirigir y encauzar los primeros pasos del joven por el mundo del trabajo deberían continuar la labor formativa de la escuela en el sentido de emplear el tiempo que sea necesario para corregir los errores, enseñar técnicas concretas, mejorar la realización de las tareas encomendadas, fomentar el interés y la motivación. De este modo, el paso de la escuela al trabajo no sería tan traumático y, a la larga, tendría como consecuencias beneficiosas la satisfacción por el trabajo realizado y una mayor especialización profesional. La productividad también aumentaría, pues como secuela se garantizaría la continuidad en el puesto de trabajo y se eliminarían los continuos cambios de empleo, tan corrientes en la actualidad, perjudiciales tanto para trabajadores como empresarios. Invertir en la educación de los trabajadores es un bien para todos, empleados y empresas. En las manos de las personas que proporcionan su primer trabajo a los adolescentes está la posibilidad de que éstos acaben ilusionándose por su tarea y de que la inversión hecha al formarlos sea una garantía de fidelidad a su profesión y de entusiasmo por ella.
ADOLESCENTES DE AYER Y HOY
Podemos encontrar muchas diferencias si comparamos este mismo grupo etario en diferentes épocas, ya que los mismos están marcados por el contexto social en el cual viven o han vivido, el entorno influye directamente en la forma de ser, hacer y expresarse del adolescente, por eso dependiendo del tiempo en el que estemos parados y en la sociedad que habitemos va a ser diferente nuestra vida cotidiana.
* Factores que influyen en la gran diferencia de la adolescencia actual y la antigua:
Los avances tecnológicos en gran medida han sido uno de los factores determinantes en el cambio del adolescente del pasado al actual y en la forma de utilizar su tiempo libre. Hay que aceptar que era otra realidad social, un mundo más tranquilo o por lo menos si vivían en un mundo “complicado” no tenían acceso a él. Hoy por hoy, con la globalización, todo chico o adolescente tiene la posibilidad de acceder a mucha información en pocos segundos de cualquier parte del planeta.
Antes los adolescentes se dedicaban a utilizar su tiempo libre en espacios abiertos, recreándose en la naturaleza, ahora en cambio una gran parte de ellos prefieren emplearlo en la tecnología, quedándose en sus casas “internados” día y noche en una computadora.
Otra cosa que sucede con los adolescentes es el alto nivel de consumo que manejan. El consumismo trae como consecuencia un montón de otros factores, que tienen la misma función de controlar, como por ejemplo las tendencias de la moda, la búsqueda de lo novedoso, sin importar nada. Los adolescentes, de la mano de sus padres, están construyendo una cultura de consumo, que en un futuro será un problema si continúa aumentando.